"Cuando Dios quiere castigar a un pueblo o nación, lo primero que hace es retirarle los maestros y pastores buenos y piadosos. Además les priva de gobernantes y consejeros honrados y temerosos de Dios. Luego el pueblo llano se siente seguro y feliz, satisfecho con que le dejen seguir con sus planes sin que le importe lo más mínimo conocer la verdad o las doctrinas cristianas; lo único que quieren es que les dejen vivir a su aire. Todo esto transcurre así hasta que Dios pone el hacha en la raiz del árbol y lo corta."
MARTÍN LUTERO:
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