Si yo fuera enemigo de España y quisiera destruirla espiritual, moral y materialmente pondría en práctica y al pié de la letra las "operaciones especiales" de ingeniería social que desde ciertos sectores del estado y de gran parte de los medios de comunicación se han estado llevando a cabo contra la población española, especialmente los jóvenes. No voy a especificar ahora la exaltación de todo vicio y ninguna virtud que como arma de destrucción masiva de esa ingeniería social se ha estado bombardeando España. Uno de estos vicios que se ha estado potenciando desde determinadas esferas es la ENVIDIA, como si los españoles necesitáramos que alguien nos animara a ejercitarnos en tan vergonzoso vicio.
El siguiente texto es un fragmento de una serie de artículos escritos por el ya fallecido teólogo luterano Kurt Marquart.
"La primera muerte humana debió ser una terrible experiencia. A menos que Génesis omita gran parte de la historia anterior, la primera muerte fué un asesinato motivado por la envidia puesto que Caín envidiaba a Abel por su posición ante Dios. La envidia es evidentemente un pecado "mortal".
La envidia y los celos se diferencian en que la envidia implica resentimiento hacia otra persona por lo que él tiene y de lo que nosotros carecemos y celos son el terror morboso a perder lo que consideramos de nuestra exclusiva posesión. No cabe duda de que la envidia es muy corriente en nuestro mundo. (Gal, 5:21) Por sistema nuestra vieja naturaleza (heredada de Adán) no hace nada más que envidiar a cualquiera que esté mejor que nosotros, tenga mejor casa, coche más potente, mejor presencia, más habilidades, personalidad más atractiva, posición más importante, más exito profesional o en los negocios... todas estas cosas resultan intolerables cuando las tienen los otros... porque, no olvidemos, Adán en un principio, quería ser como Dios. (Gen. 3:5). Esta envidia facilmente se convierte en odio.
La envidia tritura la individualidad. Las sociedades democráticas frecuentemente usan la envidia para castigar la excelencia y la valía en vez de recompensarlas. Es bastante frecuente encontrar estudiantes muy dotados que podrían desarrollar un brillante trabajo y que, adrede, no usan sus talentos por miedo a destacar , prefiriendo ser aceptados por sus mediocres compañeros antes que suscitar sus posibles envidias y desprecios por realizar un trabajo brillante. (1)
El motivo fundamental detrás de toda esa búsqueda de la "igualdad" es semejante a la de aquel tirano que llevó a su amigo a un campo de maiz y le mostró el secreto de su poder: cortar todos los tallos por igual para que ninguno sobresaliera. El ciudadano medio, desprovisto de sus líderes naturales, puede ser domeñado mucho más facilmente.
Aunque muchos cristianos han sufrido un lavado de cerebro para que crean que la filosofía socialista, basada en el fomento de la envidia, es el ideal de sociedad cristiana, el Nuevo Testamento nunca exalta al hombre medio como ejemplo e ideal. Los cristianos son llamados a salir de la "masa" que se encuentra feliz en el amplio camino a la perdición (Mat. 7:3)....
(1) Esa es la filosofía del sistema educativo vigente. Hacer muy difícil que alguien sobresalga.
(continuará)
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