Nunca podrás ofrecer incienso alguno o cosa más potente contra el diablo que ocuparte en la Palabra y los Mandamientos de Dios además de hablar, cantar y meditar en ellos. Ésto pone al diablo en retirada y lo ahuyenta.
Vive en el gozo de la Palabra vivificante de Cristo y no en el miedo al diablo, sus asechanzas y sus mentiras.
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