martes, 29 de junio de 2010

LA ENCARNACIÓN DE DIOS TODOPODEROSO Y LA REAL PRESENCIA EN LA SANTA CENA
¿Por qué la Biblia se entiende a la luz del Evangelio y por qué unicamente se entiende de ese modo? Ya la respondimos anteriormente cuando dijimos que Cristo es el auténtico contenido de las Escrituras. Los profetas y los apóstoles del Antigüo y Nuevo Testamento testifican de El como el SALVADOR del mundo que volverá de nuevo y que ya vino. Aunque Cristo es muchas otras cosas: Profeta y Rey, Heraldo de una nueva Ley, Señor de la naturaleza, Juez de la humanidad.. lo realmente importante es que El es el SALVADOR que cargó con los pecados del mundo y llevó a cabo nuestra reconciliación con Dios. Su auténtica obra es haber cargado con los pecados del mundo y perdonar pecados. Esto significa que toda la Biblia debe interpretarse a la luz de la Encarnación ya que el SALVADOR del mundo es nada más y nada menos que Dios el Hijo “el cual por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y se encarnó de María la Virgen por obra de Dios el Espíritu Santo y se hizo hombre”.
Esta unilateralidad del luteranismo a la hora de interpretar la Escritura es coherente con la concepción luterana de fe en Dios. Para un luterano fe en Dios es fe en el Dios Encarnado. Una y otra vez Lutero afirmó que el único Dios que él conocía era “Jesucristo ,SEÑOR de los Ejércitos, aparte del cual no hay otro Dios”……. Lutero en cierta ocasión llega a escribir a su esposa lo siguiente: “No me molestes con tus preocupaciones puesto que tengo un Protector mejor que vos y todos los ángeles. Es el que estuvo reclinado en un pesebre y se amamantó de una virgen pero que al mismo tiempo estaba sentado a la derecha del Padre, por tanto descansad, Amén”….
Lutero y la iglesia luterana siguiendo la Escritura enseñan que en todo momento desde la Encarnación, la naturaleza divina del Salvador está unida a la humana y que una no puede subsistir sin la otra porque “En El habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente”.
La disparidad entre las dos posiciones: luterana y calvinista, hace mucho que quedó fijada con el famoso axioma “finitus non capax infiniti” de los calvinistas y “finitum capax infiniti” de los luteranos. Si estos axiomas se entienden acertadamente, se verán no como simples principios filosóficos sino como dos modos distintos de mirar a las Escrituras y sirven para clarificar las diferencias que ambas confesiones tienen en este punto. Las doctrinas reformadas intentan exponer la Encarnación del Hijo, de modo que tiempo y eternidad, finito e infinito apenas se tocan el uno al otro y por supuesto nunca se confunden. Los luteranos enseñan que en la Encarnación, Dios ha entrado realmente en la humanidad y que lo infinito ha bajado hasta lo finito.

HERMANN SASSE

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