El 11 de marzo del 2004 marca un antes y un después en la historia de España. Desde ese día hay cuatro clases de políticos y autoridades en España, por encima de su ideología:
a- Los que sospecho que dan por buena la versión oficial del 11M por complicidad con el atentado.
b- Los que dan por buena la versión oficial del 11M por comodidad y cobardía.
c-Los que dan por buena la versión oficial por carecer de la más mínima inteligencia.
d-Los que NO dan por buena la versión oficial y exigen que se sepa la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Es evidente que los que engrosan las tres primeras categorías no tienen ningún tipo de "vocación" para ejercer la autoridad en España y quizás tampoco tengan legitimidad para desempeñar sus funciones de defensa y protección de la vida y propiedad de los españoles.
Por cierto; me he fijado que desde hace muchos años todas las estaciones de tren de cercanías cuentan con cámaras de vídeo. ¿Ha oido alguien hablar de alguna de esas cámaras recogiendo el momento en el que los portadores de los explosivos esperaban y accedían a los trenes?
Te felicito por este blog. Seré más asiduo. Interesante.
ResponderEliminarNesalem
No solo el número de muertos y la terribel tragedia, pero lo que siguió después fue la mayor aberración moral de una nación: en lugar de culpar a los asesinos y nombrarlos y perseguirlos con la ley; más de la mitad del pueblo español se doblegó al juego político de un partido. Se doblegó a los dictados y al juego terrorista. Fue terrible. España está enferma. Muy enferma.
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