Voy a iniciar una serie de "posts" sobre los mitos y falacias que, especialmente en España, se han forjado a través de lo siglos, sobre la Reforma Luterana. Mi intención no es hacer apología del protestantismo en general, ya que, como he escrito en otros posts, la enorme diversidad del protestantismo y las doctrinas más o menos erróneas en que han caido muchas de sus ramas, hace no solo absurda sino inútil una apología en bloque. Lo único positivo del protestantismo en general es que practicamente ninguna de sus ramas condena el EVANGELIO, aunque luego sean incoherentes en su comprensión e implicaciones.
Mi recusación de mitos y falacias va a partir unicamente desde la Reforma Luterana, sus Confesiones y su posición confesional oficial. No me interesan los errores personales, las opiniones privadas y las explicaciones equivocadas que algunos auto-denominados luteranos puedan hacer o haber hecho a lo largo de los siglos. Esta modesta apología se basa en los documentos que constituyen nuestra base doctrinal: CREDO APOSTÓLICO, CREDO NICENO, CREDO DE ATANASIO, CONFESIÓN DE AUGSBURGO, APOLOGÍA DE LA CONFESIÓN DE AUGSBURGO, ARTÍCULOS DE ESMACALDA, CATECISMO MENOR, CATECISMO MAYOR Y FÓRMULA DE CONCORDIA, todos ellos son verdaderos documentos ecuménicos que brindamos a nuestos amigos católico-romanos, ortodoxos, anglicanos, calvinistas y evangélicos como base para establecer un verdadero diálogo ecuménico de "concordia".
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